Cinnamon Tales |
En los 10 años que llevo en Madrid, he vivido en varias zonas, desde Moncloa al Barrio Salamanca, pasando por Lavapiés. Aunque, en la actualidad, el lugar al que llamo "casa" se encuentra en Lista. Quizás sea porque es el barrio en el que más tiempo he pasado...algo así como 7 años!
Tras volver de Alemania, allá por el 2005, encontré trabajo en Madrid y me tuve que trasladar en el plazo de una semana. Tenía tan sólo 2 días para buscar piso en Madrid y tenía que optimizar el tiempo al máximo... Señalé varios pisos que quería ver y concerté 6 entrevistas en total para esos dos días.
Al final, me decanté por un piso por la calle Alcalá, cerca de Quintana. Estaba contenta, no era una maravilla, pero las chicas parecían muy amables y no me pillaba mal de mi nuevo trabajo.
Al final, me decanté por un piso por la calle Alcalá, cerca de Quintana. Estaba contenta, no era una maravilla, pero las chicas parecían muy amables y no me pillaba mal de mi nuevo trabajo.
El caso es que, casualidades del destino, justo el mismo día que empezaba a trabajar y cuando debía confirmar a las chicas si me quedaba con el piso... me llamó la secretaria de la empresa pidiéndome que fuera un poco más tarde pues el socio no podría atenderme hasta las 11.30.
Así que para hacer tiempo me conecté a internet y volví a echar un vistacillo a los anuncios de pisos... cuál fue mi sorpresa que a poco más de 4 minutos andando de mi trabajo encontré un piso súper barato, todo nuevo y con muy buena pinta. Rápidamente llamé por teléfono para ver si podía verlo esa misma mañana y por suerte me dijeron que sí!
Cuando llegué al piso, me gustó desde el primer momento. Sólo conocí a una de las chicas, a las otras 3 las conocí días más tarde cuando ya entramos a vivir. Únicamente sabía que una de ellas era también de Santander (a lo que pensé..."madre mía, seguro que la conozco de antes y no la aguanto..."). Pero nada más lejos de la realidad, en efecto conocía a la chica de Santander, pues habíamos ido al mismo colegio juntas...Nada más conocernos encajamos a la perfección y a día de hoy sigue siendo una gran amiga.
Esta es mi historia de cómo acabé en un piso de 5 habitaciones en la calle Conde de Peñalver. Digo que esta es mi historia porque como la mía hay por lo menos otras 13: la de Paula, la de Ruth, la de Frauke, la de Fritzi, la de Paloma, la de Silvia, la de Marta Mallorca, la de Marta Italia, la de Aroa, la de Marie, la de Olga, la de Cristina y por último la del chico más famoso y encantador de Peñalver, Alberto. Creo que no me dejo a nadie...Y es que un piso de 5 habitaciones, 4 años dan mucho juego. Nuestro piso era más bien un hostal por el que pasaron muchos compañero de piso, pero también muchos huéspedes...:D
Fueron unos años geniales de los que tengo un precioso recuerdo. Al estar sola en Madrid, al final, tus compis de piso se convierten de alguna manera en tu familia... Fueron varias las cenas de Navidad que celebramos juntos, incluso los roscones de Reyes que compartimos...
Pues bien, aunque ya ninguno vive en aquel piso de Conde Peñalver y nuestras vidas han tomado rumbos algo distintos, seguimos quedando y reuniéndonos de vez en cuando. Por suerte, algunas viven aún muy cerquita mío, con lo que el vernos es bastante más fácil. Así por lo menos podemos seguir compartiendo momentos juntas, tal y como hacíamos cuando vivíamos en Peñalver. ;)
Para mantener la tradición seguimos celebrando en casa de alguno una cena de Navidad y para la de este año, confeccionamos un menú navideño en el que cada uno tenía que aportar un plato. Paloma trajo un plato árabe delicioso llamado "pastela" a base de pollo con canela. Algún día lo probaré a hacer y os pondré el link. Marie trajo "tabulé" y una quiche como buena francófona. Marta hizo una especie de albóndigas típicas italianas cuyo nombre no recuerdo. Aroa, magnífica cocinera donde las haya, trajo su especialidad : paté, queso de untar y lomo. :D
Y yo, pues llevé esta tarta de jengibre y unos cupcakes. Nunca antes la había hecho, pero me pareció una buena idea ya que sus ingredientes me parecieron perfectos para la ocasión. ¿Acaso hay algo más navideño que el jengibre? :) Tiene un sabor muy distinto a otros bizcochos y la combinación con la nata es perfecta.
(Por cierto, que menudo rollo que os he metido para introduciros esta tarta...)
Bueno, aquí os dejo la receta que como siempre, es muy fácil.
(Por cierto, que menudo rollo que os he metido para introduciros esta tarta...)
Bueno, aquí os dejo la receta que como siempre, es muy fácil.
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* Para el buttermilk, le añadís a la leche 3 cucharadas de zumo de limón y en 15 minutos más o menos obtendréis la textura deseada.
Preparación:
Preparación:
En un recipiente pequeño ponemos el jengibre fresco y lo mezclamos con la cucharada de azúcar. En un bol aparte, tamizamos la harina con las especias y reservamos hasta que la vayamos a utilizar.
Derretimos 60 gr de chocolate y dejamos que temple. Troceamos el resto del chocolate finamente.
En otro bol, batimos la mantequilla y el azúcar hasta que tengan una consistencia cremosa. Añadimos los huevos de uno en uno. No os preocupéis si la mezcla adquiere una consistencia como de leche cortada. Por último, añadimos el sirope de ágave y el chocolate derretido.
La receta original se hace con sirope de caramelo, pero como tenía en casa sirope de ágave me ha pareceido buena idea aprovecharlo. El resultado es perfecto, además es mucho más sano que el sirope de caramelo.
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Ahora incorporaremos la harina especiada y el buttermilk poco a poco, añadiendo una cucharada de cada uno cada vez. Vamos batiendo con suavidad hasta que todos los ingredientes queden bien integrados.
Para terminar, añadimos con la ayuda de una espátula el chocolate troceado.
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Precalentamos el horno a 180º C y mientras se calienta, engrasamos dos moldes de 20 cm con mantequilla. Dividimos la masa entre los dos moldes y cuando el horno esté caliente, los metemos dentro durante 30 minutos. Transcurrido este tiempo comprobamos si están hechos con la ayuda de un palillo. Si es así, sacamos los moldes y los dejamos enfriar durante 20 minutos más o menos. Después, sacamos los bizcochos con cuidado y dejamos que enfríen completamente.
Mientras, vamos montando la nata con el azúcar glas y el azúcar avainillado. Para que la nata se monte con facilidad habrá de estar muy fría. Una vez lista, reservamos en la nevera hasta que la vayamos a usar.
Cuando los bizcochos estén completamente fríos, untamos con la mitad de la nata la parte de arriba de uno de ellos y cubrimos con el otro bizcocho. Volvemos a cubrir la superficie de arriba con la nata restante y decoramos al gusto. Yo he utilizado un par de frambuesas y dos hojas de una planta de la terraza para simular muérdago.
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Espero que os guste, puede ser un buen postre para la noche de fin de año si es que aún no habéis decidido qué hacer. Si no, espero que la hagáis para una ocasión tan especial como para la que la hice yo ¡Feliz Navidad a todos y que tengáis una buena entrada de año!
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